La filosofía estudia todos los temas relacionados con el hombre y sus relaciones, el hombre en el mundo. Hoy en mi programa francés de filosofía tocaron el tema violento de comernos entre nosotros, torturarnos y el tema de la sangre, de lo salvaje y lo civilizado que estudia Montaigne. Recordé que ayer reflexionaba con mi grupo de estudios sobre la posibilidad de la devoción divina desde la ignorancia, tema que toca Luzzato. Quizá vamos sublimando pero nos seguimos matando y torturando virtualmente. La sangre va y viene en sentido figurado y a veces literal. Es un tema complejo porque creer que la devoción no está a la mano de cualquiera es mal camino y por otra parte, no estudiar y limpiar desvíos es también mal camino. Matar literal es peor que figurado. Pero torturar y matar figurado sigue siendo mala idea. Es mejor superarnos y evolucionar. A la vez, en lo salvaje algo de amoroso y espontáneo perdemos con nuestra civilización que ya todo programa y calcula. Es escalofriante y probablemente lo que llevó al nazismo. La desconoción con la expresión espontánea. Desconcertante. La sangre como tema de reflexión en nuestras vidas está presente en todas nuestras facetas existenciales, en especial como mujeres es símbolo de vida y reproducción, es también enfermedad y muerte. Figurado y también materializado todo debemos purificar y llevar a la acción desde el amor y para servir a todo otro de manera desinteresada. Es pulirnos y ayudarnos, contener las reacciones negativas de otros y empujarnos juntos hacia mejores dimensiones existenciales con positivas relaciones en estos temas. Darnos más y mejor, en libertad desde corazón y razón, material y espiritualmente.
Tus flores en un mundo de sangre buscan un camino para darse
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