Eclesiastés 6:1
Hay un mal que he visto bajo el sol y que es gravoso para los hombres: El hombre a quien Dios da riquezas y honores, de modo que nada le falta de todo lo que desea, pero Dios no le da la facultad de aprovechar de eso, sino que lo aprovecha un extraño. Eso es vanidad y es un mal doloroso. Si un hombre engendra cien hijos y vive muchos años, de manera que los días de sus años son muchos pero su alma no se sacia de lo bueno y además él no halla sepultura, digo que un abortivo es más dichoso que él porque viene en vanidad y se va en tinieblas y su mismo nombre es cubierto de tinieblas.
De aquí aprendemos que las intenciones todo lo son y debemos aprender a vivir en paz, eso es vivir para el otro y dar desinteresadamente, valorarlo todo, agradecer, y aprovechar cada instante para dar en amor y con fe existir para. Pues el proceso de vida contiene muchos colores y la espera es esencial, todo lo viviremos en paz dependiendo de si hemos liberado nuestros deseos egoístas y sabemos darnos al llamado del rostro de todo otro que nos interpela.
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