Los salmos 1:1
Feliz es el hombre que no ha andado en el consejo de los malvados, ni se ha detenido en el camino de los pecadores, ni ha sentado en el asiento de los escarnecedores. Pero su complacencia está en la ley del Eterno, y en su Ley medita día y noche. Y será como un árbol plantado por corrientes de agua que trae su fruto a su debido tiempo y cuyas hojas no se marchitan, y en todo lo que hace prospera.
Discernir y avanzar, expresarnos en el camino del bien en la ley ética universal de la dignidad humana que Kant sostiene y de acuerdo con quienes somos y nuestras procedencias. Dar lo mejor de nosotros como lo manda Hashem y pulirnos en el cómo a quién, cuándo. Regalos materiales y espirituales cuidar y pulir para elevar toda existencia. Cuidar nuestros pasos en la tierra y así no marchitarnos.
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