Hoy quiero hablar de la esperanza porque constantemente nos topamos con la desesperanza y la falta de claridad. ¿Qué podemos hacer para ayudarnos a existir con mayor fe, en equilibrio? La tensión entre la felicidad y la miseria nos hace pendular. Estamos entre extremos. En la historia vemos el juego entre la utopía y la desesperanza, entre la realidad que nos supera y golpea de diferentes maneras. Hay también bondades y soluciones que nos empujan y dan fuerzas y buscamos siempre mejorar. Tratamos de superarnos con diferentes enfoques y persistir y sacar a relucir, hacer brillar nuestras esencias positivas. En la utopía buscamos aspirar a más y salir de nuestras limitaciones. Realidades nos muestran que ciertos sueños caen y desarticulan el fondo de nuestro ser para empujarnos hacia otras latitudes. Nuestros corazones se sacuden y debemos de responder, tomar decisiones ante lo que nos va sucediendo. Paso a paso. Podemos esperar y buscar una mejor sociedad y empujarnos hacia la transformación del mundo, desde los valores y las altas aspiraciones. Es verdad que constantemente debemos retornar hacia lo posible e ir adaptando las expectativas con la realidad. Creo que se trata de un ir y venir de los sueños a la realidad. Así vamos empujando nuestro desarrollo cerca del debate consciente y productivo en voluntad de acción dentro de la persecución de los valores más elevados para la humanidad de manera física y espiritual. Es avanzar y proponer el marco utópico para después buscar su realización concreta.
Entre utopía y realidad, vivirnos libres y felices, en proyección positiva
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