Para el director sinfónico una súplica de no destrucción de David un Salmo aureo apreciado como el oro cuando huyo de delante de Saúl en la cueva. Apiádate de mí oh todopoderoso pues en Tí se ha resguardado mi alma y en la sombra de Tu protección me he de refugiar hasta que pase la calamidad… enviará el todopoderoso Su bondad y Su verdad. Mi vida está entre Leones acostada en brasas… firme mi corazón está, cantaré y entonaré Salmos. Despiértate oh alma mía, despiértese con el arpa, haré despertar a la mañana. Te agradeceré entre los pueblos, oh Dios, te entonaré cánticos entre las naciones pues grande hasta los cielos es Tu bondad y hasta las alturas celestiales tu verdad. Elévate sobre los cielos, oh todo poderoso, sobre toda la tierra estará Tu majestad.
Agradecer y elevar toda creación y a todo otro, no temer y continuar con fe, ahí estará la protección divina con nosotros y nuestro éxito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario