La relación con el otro en particular en masculino y femenino no es en términos complementarios nos dice Levinas en el tiempo y el otro, pues no es fusión, es inalcanzable esa fusión, la relación no resuelve la alteridad sino que la conserva. En cada acto de ayuda no generamos sólo para nosotros, es luz para todos y masa crítica de conciencia que comienza en relación con todo otro como misterio, sin buscar dominarlo. La caricia no sabe lo que busca, pero es responsabilidad para iluminar a todo otro en conexión. El trabajo constante es con nuestros sentidos, debemos cuidarlos y despertarlos para aproximar a todo otro en amor. Lo que es acariciado no siempre es hablado y sí debe ser concientizado. Hay amor a La Paz y sentimientos filiales con todo otro. Es tener una aproximación paternal a todo otro sin necesidad de vínculo biológico, nos dice Levinas. Todo extranjero siendo otro, también tiene una parte de mí. Es a través de mi ser que soy mi hijo y puedo ponerme en su lugar. En exterioridad del padre conseguimos un pluralismo.Desde el misterio del otro y su misterio me ilumino e ilumino a otros en amor. Desde el orden nos posicionamos y canalizamos adecuadamente, en conexión.
Despierto al otro y logro iluminare así toda existencia
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