Hoy caminé demasiado, pero ya mero me regreso y no quiero perderme de nada, una vez más aquí y allá. Se pone intenso de manera alegre y feliz, también algo triste. Pensar que tardé treinta años en regresar, que no sé si podré regresar, que no sé qué pasará en el medio y nunca sospeché la historia que viviría en estos treinta años que pasaron desde la última vez que vine. Repetí esta forma de viaje a Israel y a París, nunca pensé que aquí despertó ese modelo para mí. Tampoco pensé que combino varios aspectos así, estudios, reflexión, pintar y escribir, conocer, aprender mucho en las clases, de los alumnos y en los lugares que visito. Replantear mi vida y seguir. Avanzar en mis lenguas, meditarlo todo y seguir. Además, vivo como local y profundizo en los saberes de las ciudades que visito. Gratas combinaciones, pero ta pienso en otros temas también, la edad, el esfuerzo constante por estabilizarle como pintora y poeta, escritora, los quehaceres que he desarrollado en mi recorrido de vida y aportar en ellos. No soltar. No es fácil no soltar. Es muy demandante y a la vez no se puede hacer todo, y a la vez no es bueno soltar. Sin muchos retos y más vale seguir despierta y creativa para enfrentar mi vida y resolverla a cada paso, sumando y multiplicando en amor, ayudando y compartiendo.
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