Hoy fue un domingo muy especial para mí pues decidí evitar a todos los turistas y dedicarme a pintar al aire libre en Florencia todo el día. Me fue increíble. En las calles todo es pintable y hay música y cafecitos por todas partes. Me comí mi helado y me tomé un par de cafecitos aquí y allá. Decidí regresar a casa a comer y retomar mis andanzas. También compré un par de cositas. Eso sí, no hay zapato que aguante tanta caminata y el calor está tremendo. Cambio de zapatos y me refresco en casa para seguir. Me siento en una especie de maratón de pintura. Me descubro en mi pintura y continúo. Me cuestiono en mi pintura y continúo. Vine a buscarme, a hacer una especie de recuento y reposicionamiento para seguir mi camino de pintora y poeta básicamente pero de pintora y filósofa y mis muchas formas de escritura y sus lenguas, también . El canto y mis rezos recorren mis historias conmigo. Es un hermoso estuchito de trabajos que me atrapan, y quizás aumentarán en el camino. Los niños casi se han esfumado. Muchas clases de yoga, pintura y meditación para ellos habitaron mi existencia, pero ya no me ha dado por seguir con talleres para ellos por falta de tiempo o quizá las ganas de acotar y profundizar en mi trabajo y la falta de constancia en las clases que me piden. Soy muy disciplinada y no me gusta la falta de compromiso exterior. Quizá debo de abrirme más en ese sentido. Equilibrios y seguir. El arte de entrada es muy laxo y yo muy estructurada. Quizá debo de combinar el abrirme para ayudar y compartir y a la par, enfocar más mi trabajo en esta tierra y cerrarme en ese sentido, acotar más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario