Hoy ha sido un día muy interesante en Florencia. Todos por aquí. Fui a la escuela y estuvo increíble la clase con recreo de cafecito en frente. Después regresé a casa para comer. Esta vez pedí pasta para llevar y comí viendo la tele. Dormí mi siesta y salí a pintar. Primero encontré un mini súper y encontré un cuaderno que me urgía pues ayer y hoy apretaba las letras en las clases de italiano y de historia del arte. Me sentí muy feliz al respecto y es muy bonito. Todo aquí lo es. Después entré al parque de la cuadra, me senté en una banca y me puse a pintar. Una pareja árabe discutía y llegaron los niños a jugar. Al terminar mi pintura me fui por una paleta helada de mango y me senté al frente franco de la plaza central donde está mi pequeño departamento. La gente va y viene, grita y platica. El calor es fuerte y va bajando el sol, al menos. Yo de turista semi local por mi carácter de estudiante escucho, observo y disfruto todo. Para los que tienen la fortuna de vivir aquí estoy segura de que no lo ven igual y se han de quejar mucho, quizá también mayoritariamente, han de apreciar poco. Lástima que seamos así en ese sentido como especie y no creo que valoremos como deberíamos nuestros días en la tierra. Espero despertar a ello paso a paso y madurar. En breve me voy a casa a refrescarme y prepararme para ir a cenar con los de la escuela.
Mi nuevo-viejo parque
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