En filosofía caminamos y vamos aprendiendo y mejorando en la gimnasia dialéctica de la confrontación, en respeto. Vamos construyendo en partes que suman veredas. No debemos precipitarnos y podemos organizar la reflexión argumentada que moviliza los problemas filosóficos con un método de trabajo. No se trata de dar una respuesta única, se proponen soluciones como consecuencia del trabajo y de la reflexión. Se trata de ir creciendo y avanzando, construyendo y creando, proponiendo lejos de la imitación. Como pintores por ejemplo, podemos tratar de aproximar a la naturaleza y transformarla o expresar desde un interior. Diferentes artistas enfrentan sus búsquedas de diferentes maneras, con modelos exteriores o reflejos interiores o combinaciones. Cuestionamos nuestro entorno, reflexionamos, usamos métodos de trabajo, observamos, aprendemos y transmitimos en amor y abiertos a las sorpresas y lecciones que nos da la vida. No busquemos lo evidente, vayamos más allá y dejémonos sorprender en apertura. En particular podemos descubrirnos en el misterio del otro, contrastarnos y acompañarnos con lo que tengamos a nuestra disposición para avanzar juntos y resolver problemas de vida.
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