Grace Nehmad

martes, 20 de junio de 2023

Cuento de Miriam y Jacobo

 Miriam buscaba una estructura más sólida para su alma escurridiza. Caminaba la vida fragmentada, sintiendo que algo importante se le escapaba a cada paso, una presencia que no estaba ahí cuando estaba segura que había estado y al mirarla huía. Quería respuestas, pero ante todo, expresar emociones en apertura, uniendo cuerpo y alma para poder estar presente a cada instante de su vida, atraparlo, atrapar esa presencia sin tener la sensación de estarse yendo de la vida, sin de alguna manera ni siquiera haber llegado. Entonces ocurrió el encuentro más importante de su existencia. En el calor de una intensa plática entre amigos en el café que frecuentaban de manera cotidiana, Jacobo aunque recientemente de regreso en México, con su clásica seguridad, asomó su rostro inquisitivo como solía hacerlo desde la infancia para llevar la plática grupal hacia una nueva vereda. A Miriam siempre le gustó por eso, su mirada profunda la cautivaba o quizás la mezcla de su cuerpo y su alma que explotaban en su corazón con sus intervenciones. Y esta vez no estaba dispuesta a dejar pasar el encuentro, el llamado de las palabras de Jacobo a su corazón expuesto. Pero Jacobo no prometía la estructura sólida anhelada, al contrario, sólo debates y palabras. Pero quizá sí, en el fondo plateado de sus abismos, Jacobo prometía una estructura sólida para Miriam. La vieja y nueva pareja de amigos se puso de acuerdo para visitar los museos semanalmente y descubrirse entre las palabras y la pintura. A veces Miriam perdía el interés por la pintura y se sentía absorber por las palabras de Jacobo y otras veces, se perdía en dimensiones alternativas sostenida por la mano de Jacobo. Palabras más, palabras menos, pinturas más, pinturas menos, Miriam y Jacobo descubrieron sus corazones palpitantes en las exposiciones más importantes de México. Pasaron las semanas y los encuentros de pintura juntos y después, una vida juntos de arte en besos y palabras. Cada viaje de pintura era un viaje de amor. La pareja se hizo familia y se involucró en el juego de amor y pintura. Los hijos aprendieron a hablar entre obras maestras, entre el color y el calor de las palabras. Miriam y Jacobo se convirtieron en la institución desestructurada, desestructurante de visitas familiares guiadas a las exposiciones más importantes de México y pronto, otros tomaron su ejemplo. El encuentro de los enamorados exponenció la palabra y la pintura a nuevas latitudes en la presencia efímera y eterna del amor y la vida compartidos en el estarse yendo para quedarse. 



Fluir entre la palabra y la pintura

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