¿La ley reina o la libertad de los hombres? Es un juego entre ambos aspectos y se trata de ir y venir de un aspecto a otro. Somos independientes y al mismo tiempo, debemos regresar a la ley y acatar. Hay libertad de expresión necesaria en el mundo, pero si no peligra el tema de la violencia. Es complejo dar soluciones precisas a este aspecto pues el juego de la libertad tiene límites, la independencia y la libertad individual no pueden pasar por encima de los demás, del peligro del bien general. El caos se desata a menudo cuando la masa se expresa y manifiesta. Se necesita vigilancia para nuestros gobernantes y división de poderes. Por otra parte se da una autocensura importante en ciertos países o espacios aunque hayan leyes abiertas. Si no se permiten ciertas prácticas por límites no hablados, de nada sirven las leyes abiertas. Se dan movimientos de todo tipo como el poder abolir deudas en un momento dado y nacen a lo largo de la historia y debemos manejar y cuestionar. Se trata de manejar la libertad con ciertos límites claros. Se vale la diversidad pero no el separatismo por ejemplo. Éticamente debemos jugar entre la ley y la libertad y de ahí cuestionarnos esta relación en diferentes contextos y acontecimientos.
Regular los fuegos de la libertad
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