Grace Nehmad

miércoles, 1 de marzo de 2023

Cuento de Ana y Jorge



 Ana era una niña mimada y su mundo era tempestuoso, no quería casarse, quería escribir y ganar su propio dinero. Sus alas crecían cuando pensaba en su futuro como escritora aunque su mala ortografía la desalentaba. Ana no encontraba el equilibrio de su pasión. Sus obsesiones se hacían ceniza y la pasión se desintegraba cuando la efervescencia la dominaba. Era como sí sus fuerzas desbordaran y no se contenían. Se salían de los límites terrenales y entonces los deseos e imaginarios no la ayudaban. La ruptura y el caos entraban en acción y en lugar de que Ana pudiera dar y compartir su amor, todo se destruía. Se trataba quizás de regular las fuerzas y redirigirlas. Constatar el saber inmenso que mezcla lo físico y espiritual de un saber poético en imágenes y conexión. Ana debía asombrarse y en curiosidad descubrir como si quisiera recorrer tierras vírgenes y compartirlas pero sin violar los tiempos terrenales. Ella podía caminar la tierra en erotismo y rozar sus linderos con entrega y alegría; en sensualidad y seguridad, descubrir el paraíso en la tierra, dejarse seducir por sus maravillas y lo sublime sin miedo a los límites del mundo para poder empujarlos a su evolución. Ana quería respirar las flores del planeta y encender su aroma en ligereza, viajando para aproximar la naturaleza y volver a su propia naturaleza. Pero se sentía solitaria en sus recorridos y su luz interior permanecía atrapada. Entonces conoció a Jorge en una de sus caminatas matutinas. Se descubrieron iguales y muy diferentes, ya nunca se dejaron. Chocaron inicialmente hasta sintonizarse. Chocaron siempre pero ya después en más confianza y aceptación de sus diferencias. Jorge logró atemperar a Ana y Ana elevar a Jorge. Juntos consiguieron dar lo mejor de sí al mundo al sobrepasar el tsunami inicial que les provocó su encuentro.



Ana y Jorge el fuego inicial y llegar al corazón de su unión para darse al planeta desde ahí


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