El infinito significa en el testimonio no pasa delante de su testigo. Está en acusativo y dice aquí estoy. Es Dios una palabra que sacude la semántica. La palabra de Dios es testigo y el no ser, es el tercero excluido y no la nada. Dios se vuelve sentido, presencia y testigo. La religión y la filosofía se tocan en estos puntos desde diferentes dominios. El cielo estrellado que nos cobija es testigo, ley y moral en mí, es ética que no necesita religión, es religión del alma común a toda existencia terrenal. Aquí en la opinión de fe, nos dice Levinas, habla el lenguaje del ser. Entonces Levinas regresa a buscar la racionalidad y el sentido fuera de la ontología. Se responde en el testimonio del infinito que encuentra la finitud en una objetivación que llega al excedente, al tercero excluido y lo reconoce. Está aquí buscando Levinas un sentido no ontológico que nos sorprende como inspiración. La conciencia regresa del insomnio y percibe algo más, es la idea cartesiana del infinito o del cógito que estalla bajo el impacto de algo que no puede contener. Me parece que ese otro excedente va más allá de la experiencia y quizás une experiencia y saber pues es redescubrir. El Mismo se redescubre en el Otro, es testigo en sueño despierto o insomnio.
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