La moral y el arte deben reflexionarse, la politización del arte. Aristóteles pensaba que el arte es para placer y no para hacer catarsis ni como éxtasis. El placer es ver algo más que nos hace reflexionar y con ética dentro. No siempre esta función del arte es siempre empático y no perturba como en el cine que se muestran escenas de violaciones. Pero es importante no caer en querer purgar algo al representar la violencia. El arte cómo puede representar la violencia en un mundo violento sin caer en la búsqueda de escandalizar y mover dineros y poderes. No discriminar a través de la representación. Dónde está el origen del pensamiento. ¿Dónde está el placer y el no placer en este juego? En el fondo al representar violencia y violaciones debemos ser cuidadosos y meditar aprobación en la manera de representar y de hacer reflexionar. Se trata de casar aprobaciones morales y estéticas en el sentido de la libertad de educar y su responsabilidad, asumiendo los riesgos para no moralizar de manera exagerada y buscar la calidad de las obras. De todas maneras la censura parece que no es constructiva, es evaluar con el juego entre representación y responsabilidad y reacción. Necesitamos al arte y a la representación para educar y transmitir pero debemos reflexionar estos puntos al hacerlo.
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