La inspiración que es psiquismo, no es presencia del Otro en el Mismo. La presencia se aplica al conocimiento y a la intencionalidad que son a medida de sus poderes dice Levinas. El mismo estalla en el contacto con el Otro. La responsabilidad por el Otro crece al profundizar en la relación y la deuda aumenta a través de un excedente que es carga y gloria a la vez. El diálogo es mas bien testimonio. La distancia hacia otro se acorta y a la vez algo en ella se aleja mucho más. Es la pasividad de la pasividad, sinceridad que se dice y denuncia en un mundo interior. Se llega al infinito a partir del Otro en testimonio. La relación con el otro es contrasentido. El Mismo es aquí sujeto fisurado que se inspira en la ética para escuchar. La exterioridad se vuelve interior que explota en la sinceridad del testimonio. Lo infinitamente exterior se vuelve infinitamente interior y me ordena a la acción para asistir a todo otro en amor. Claudel escribe así: “Dios escribe derecho a través de líneas torcidas”. Me inspiran estas reflexiones de Levinas pues estamos en el planeta para lograr estos acercamientos y encuentros íntimos con todo otro y asistirlo.
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