Grace Nehmad

jueves, 2 de marzo de 2023

Verdad absoluta y supuesta



 Las dudas y Dios son juego que garantiza mi verdad que subsiste en el tiempo dice Ricœur. Necesitamos a Dios para garantizar la verdad o no, es la pregunta que podemos regresar a Descartes. La palabra garantía es difícil y nos dice Descartes que más bien es un método y una regla para salir del círculo vicioso. Y las premisas son a menudo en sí para llegar a las verdades eternas a través de la deducción lógica. Es un juego entre el infinito y la limitación. Al final Descartes habla de que la verdad absoluta y la certeza está en Dios. La geometría dice Descartes después debe llegar a Dios y la reflexión geométrica debe descansar en Dios. La premisa objetiva descansa de alguna manera en Dios para Descartes y ahí entra la ciencia. En la modernidad que se desprende de lo divino la premisa se acepta verdadera sin esencia divina, es un “si tomáramos como verdadero tal”, deducimos tal. Esta deducción parte de una verdad divina para Descartes y de una verdad supuesta para los ateos. La ciencia busca resistir a la destrucción del sujeto que se opone al objeto pero es juego entre objeto y sujeto y al final entre lograr el conocimiento objetivo y regresar al sujeto. Estos juegos son los mismos que entre limitado e infinito, entre lo divino y el ateísmo, la verdad absoluta y supuesta. Para Levinas, el encuentro del infinito que se abre en el rostro del otro. Desde el intercambio de dudas llegamos al verdadero encuentro con el otro y encontramos puentes en el tiempo y vamos elevándonos paso a paso como humanidad, de lo complejo llegamos a lo simple.


Las dudas nos encuentran para ascender espiritualmente


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