Siempre soñamos con llegar más lejos, con el cuerpo y a través de él. El miedo a saber nos retrae y vamos esperando los espacios más elevados. Aclaramos y después regresamos a la incertidumbre. La espalda se nos encorva y buscamos la orilla del mundo en desnudez y recepción para ir más lejos hacia el país de las maravillas. Queremos vivir y vivir bien, dejar atrás y caminar en libertad fuera de la miseria que cerca del sol se disminuye. Tenemos miedo a la alteridad y no podemos continuar así. El otro es el puente que nos lleva al otro lado un poquito más allá, hacia dónde no vemos y queremos acceder. Gritos y tambores nos despiertan para descubrir y nos asustan. El oriente nos ha atraído por esta razón. En efecto el contacto nos eleva y el chiste es en la mezcla elevar y no disminuir. El mar te lleva hacia su horizonte y la mirada viaja más allá. Es verdad que siempre hay limitaciones y el riesgo es que la diferencia nos mate por falta de entendimiento, por efervescencia y por la necesidad de comprender desde nuestra manera de ver y de interpretar que es completamente diferente. La hibridación es también muy temible desde el desbordamiento del imaginario y ello nos asusta y degrada quizá innecesariamente. Parece que comprendemos poco. El tema de la fe nos atrapa, lo que ganamos y perdemos en nuestros intercambios está aún en duda y se confía en lo divino. Al evolucionar entramos en la comodidad pero ella a la vez en la ciudad nos protege y aleja de nuestra verdadera esencia humana. Queremos ser capaces de descubrir un paraíso en la tierra. Queremos proyectarnos y abordar lo lejano y sus monstruos y huracanes sin inquietud. En el centro de todo ésto está la naturaleza de la tierra y su interpretación y de ahí nuestra forma de vida, tierra plana o es esfera, es centro del universo o no, estas interpretaciones cambian por completo nuestra forma de vida. Pienso que debemos dar entrada a la alterada y evolucionar pero es importante cierta cautela y aprender a dejar atrás los miedos. Quizá las restricciones son importantes de manera inicial, para después lograr un intercambio favorable ya en sintonía.
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