El uno para el otro no se reduce a un decir eso es significación. El para es la manera como el hombre aproxima al otro nos dice Levinas y esa relación se hace vínculo que ya no es a la medida del uno. En la proximidad se juega la responsabilidad por el otro. Este vínculo ya no es sólo racional. En el uno para el otro hay una subjetividad del sujeto único en su identidad asignada y es responsable, no puede transferir su responsabilidad. Es como la huida ante la muerte, es ya otra cosa, es inevitable y se trata como mi actitud ante la muerte, ante todo otro. Ser para el otro no es intencionalidad ni propiedad, es trascendencia en responsabilidad por el otro. En esta respuesta el Mismo gana en su unicidad ya que sólo él puede responder. Es expiación. La conciencia se compromete y responde. El yo trascendental se arranca de sí para darse al otro como en un exilio. Simone Weil decía: “padre arranca de mí este cuerpo y esta alma… para hacer cosas Tuyas y no dejar subsistir lo mío, eternamente, deja sólo este desgarramiento”. Pienso que debemos responder a todos nuestros llamados.
Salir de nuestro caos y ser para, responder
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