La gravedad exige lo raro y lo grotesco, liberar la palabra y caminar en el discurso indirecto. El lado oblicuo es necesario y hoy en día estamos en un momento muy realista y nos hemos alejado de estas perspectivas fuera de lo inmediato. La idea es salirse del discurso aceptado, de la norma pero no siempre hay el espacio para salir. Hoy en día parece que se acepta la diversidad y al mismo tiempo no hay vanguardias como el surrealismo o dada, estamos muy lejos de esas posibilidades artísticas y literarias. El grupo Oulipo continúa y busca el margen, la mediación y la crítica y a pesar de todo, no es tan atrevido como los movimientos anteriores o como lo fue en sus inicios. Es verdad que no deja de ser puerta abierta a la crítica y hay algo actualmente que sí mejoró socialmente y permite decir y protestar de manera más natural y sin embargo no tan radicalmente novedosa o distinta que nos empuje realmente como sociedad a los cambios deseados para a anzar hacia otro nivel de desarrollo. En cuanto a la crisis de la casa por tomar un ejemplo, se ve la falta de cambios sustanciales. La posada, el tener lugar fijo para estar se ha dado de manera industrial y ha dejado de ser casa humana, el mundo se destroza y no se puede existir en esas casuchas anónimas. Los espacios somos nosotros, decoramos y somos sujetos y no sólo espacios funcionales. La amenaza debe resolverse y encontrar los espacios comunes y responder a los males del mundo aceptando de fondo lo diferente y dando espacio física y espiritualmente a todo otro. Así, vemos que a pesar de las mejoras sociales aún necesitamos ir más lejos y visitar lo extraño y lo raro sin miedo, dar cabida a los saltos verdaderos que en aceptación nos empujen fuera de la comodidad para evolucionar juntos.
Abrirnos al canto del otro en evolución compartida
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