Grace Nehmad

martes, 17 de enero de 2023

Racismo y deseo


 

Templanza y adaptar, redirigir los deseos propios para escapar del racismo o miedo al otro

El asunto del tema racial va y viene al centro de los problemas humanos. No lo logramos superar ni tampoco el tema  de los diferentes sexos. Las diferencias humanas existen y  no conseguimos aceptarlas de manera natural. La violencia persiste y tratamos de enfrentarla de diferentes maneras, de denunciar y superar. Los hogares son más o menos violentos y la raíz de la violencia está en el patriarcado y en el estado que tiene sus redes de poder a través de la familia. Desmantelar las redes y su fuerza negativa dentro y fuera es importante. Debemos lograr hablar un lenguaje abierto que ayude a romper con las relaciones negativas de un poder que somete y domina. Hay distintos niveles de sometimiento y dominación y depende del país y de las comunidades, de su apertura, de sus raíces y tradiciones.  Lo difícil es poder mejorar y no caer en la deshumanización de las personas. Debemos lograr ser personas independientes y tener confianza en nosotros mismos y darnos a respetar y respetar a otros para empujar nuestra libertad, las sanas relaciones con todo otro. Las dinámicas nuestras deben ser construidas tomando en cuenta al otro, lejos de etiquetas y nociones arcaicas de funcionamiento. Más que denunciar es lograr justicia en las relaciones humanas. También podemos resolver el racismo al reformular nuestros deseos y no querer cambiar el mundo pues ello es raíz de la dominación o sometimiento. Podemos tratar de adaptarnos a un orden y no pelear con él y también modelar nuestros deseos. Equilibrar fuerzas es importante y lograr templanza, moderar los propios deseos y responder un poco a los de los demás.  Este aspecto del deseo se relaciona con el racismo por el egoísmo dentro. Ser sobrios es moderar los deseos. Ser sabio es lograr la templanza. Al adquirir sabiduría nos templamos y logramos ser más tolerantes y menos racistas. En la templanza también se resuelve la violencia y se abre la libertad de expresión.  La apertura lleva a la tolerancia y al respeto.  Me parece que hemos tratado de atacar al racismo de diferentes maneras como revelar y denunciar, promover y publicitar prácticas tolerantes de comportamiento. El apoyo en gobierno y redes, en terapias y educación es central, pero el tema de los deseos, de ajustarlos a nuestra realidad, de templarlos, y su relación con el racismo es nueva y parece una estrategia de solución positiva. Es un camino distinto a los recorridos antes, templarnos, dimensionarnos y evolucionar hacia sociedades libres y tolerantes. 



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