Job 10:1,
« Mi alma está cansada de mi vida. Daré rienda suelta a mis quejas. Hablaré con la amargura de mi alma. Diré a Dios: No me condenes. Hazme saber si Tú contiendes conmigo. ¿Acaso te parece bien que oprimas, que desprecies la obra de Tus manos y que te complazcas en los consejos de los malvados? ¿Tienes ojos de carne y miras como mira el hombre?… Tus mismas manos me han hecho y me han formado. ¿Quieres empero aniquilarme?… Hubiera sido llevado desde el seno materno directamente a la sepultura.
Job le reclama a Dios por lo que le hace pasar y Lo cuestiona. Hace posible el diálogo profundo con Hashem y se atreve a mostrar su desacuerdo. Nos enseña que es posible este diálogo y me parece que debemos llevarlo a cabo, olvidamos hacerlo, nos perdemos en resolver un cotidiano desbordante y si sufrimos pruebas importantes olvidamos la conexión divina y el diálogo con Hashem, tocar fondo y parar, cambiar radicalmente y llamar a nuevos inicios. Me parece que el diálogo con Hashem debe se una constante en nuestras vidas y en momentos difíciles con más razón, no aproximar a Hashem desde el miedo al castigo, sí desde el respeto y el diálogo.
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