Por amor se sintió saturada y titubeó por un instante, no supo qué tren
tomar, toda ciudad tenía su historia y ella quería más bien redescubrirse en un
desierto, nacer nueva y sin nombre, estar, ser, devenir en la mirada de otros
personajes. Los conocidos en este momento, no. Pensó mucho en la luz de la luna
y esperó una señal. Entonces comenzó el sismo que todo destruyó. Era como si el
universo supiera que ella necesitaba un desierto. Olvidó, ahora sí,
definitivamente, su hogar ya en escombros y partió. Sólo entonces aclaró su
destino, había llegado el momento de viajar al azar por primera vez en su vida.
Subió al primer tren que encontró sin preocuparse hacia dónde iba. Emprendió la
ruta hacia su libertad adentrándose en los verdes campos que respiraba desde la
ventana. Cantó en voz baja en francés rien de rien, de Piaf, para
despedirse de sus viejos amores y personajes de vida .Partir de cero, aunque
aún no encontraba ni su nuevo amor ni su nueva lengua, estaba decidida a redescubrirse.
Desde su nuevo destino pondría a sus viejas relaciones al corriente de sus
planes. En el trayecto escogería su proyecto de vida y su nuevo nombre.
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