Los proverbios 3:1
Hijo mío, no olvides mis enseñanzas. Que guarde tu corazón mis mandamientos, durante todos los días y los años de la vida. Y la paz se te apagará. Que no te abandonen la bondad y la paz. Átalas en torno de tu cuello. Escríbelas sobre la tabla de tu corazón. De tal modo, hallarás y favor ante la vista de Dios y del hombre.
Quedarnos cerca de lo nuestro y seguir la cadena milenaria de amor y paz que nos ha sido transmitida. Ahí sabemos que estaremos bien.
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