Los filósofos se perciben por la gente a menudo
como intelectuales soberbios, pero su atracción a la filosofía puede ser humilde.
La filosofía no es vender el bien y el mal, falso o verdadero, es ponerlo en la
mesa para que cada uno decida su postura. Cada filósofo se debe estudiar con la
fidelidad que respeta al autor. Como filósofos pienso que debemos procurar
coherencia en la exposición. Es bueno confrontarnos con las ideas y tomar una
posición por confrontación, así trabajé la obra de Emmanuel Levinas y me ayudó
a pulir y precisar su obra, por contraste. La filosofía no es propaganda de
ciertos autores o ideas, es cuestionarlos y cuestionarnos. La experiencia de
vida es parte de la filosofía que va del acto a la teoría y la reflexión. Los
límites de la conciencia están en la interacción con otros, en la experiencia,
es encarnar el pensamiento y darle vida. El otro es nuestra misión nos diría
Levinas. Como escritores no sabemos el resultado de nuestras preguntas hasta
reflexionarlas, investigarlas y escribirlas, Yankelevitch hablaba de escribir-pensar,
Levinas quería ser poeta, su obra es muy poética, decía que mucho de lo que se
escribe es basura y no llega a nada. Yo trato de rescatar todos mis escritos y
darles un destino, elevarlos. Hegel se interesó en la conciencia que se encuentra
con el otro y ve que no está sola y de ahí evoluciona. Pero Levinas nos diría que
no se trata de evolución porque sería totalizador y nos etiqueta y limita.
Producir ideas es una parte, pero debemos organizar ideas y cuestionar para
estar en filosofía. Ser determinista o existencialista no es así de tajante, es
ver cómo somos en cada caso de vida. Quizás en la práctica somos las dos en
parte. Tal parte es determinista y después otra parte decides tú y validas tus
acciones. En cuanto a mitología y filosofía se llevan bien, contrastan y nos
aportan mucho en su juego. La dialéctica se encuentra con su contrario.
Progresamos con nuestro contrario, pero Levinas nos diría es competitivo este
enfoque. Quizá se puede contrastar y avanzar sin encasillar ni competir, sería
el reto. Realizar lo que soñamos sin miedo a la crítica es parte de la vida y
con el otro al centro es una buena receta de vida creo yo. Estas ideas bajo el
lente levinasiano me inspiran a profundizar y matizar en el camino hacia la
asistencia del otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario