Grace Nehmad

jueves, 18 de noviembre de 2021

Despertar del liberalismo y seguir el sueño levinasiano

 

El liberalismo fue respuesta a las guerras en Europa. Los hombres buscaban que el estado renuncie a transmitir un modelo del bien. Los individuos pueden dar sus modelos del bien, tienen el derecho de tener sus propios juicios. Podemos ya acceder a la naturalización de nuestros derechos fundamentales. Somos ya independientes a partir de ese momento. Antes no era así. Ya no podemos ser intolerantes a prácticas privadas sin darles el derecho a llevarlas a cabo a quienes deciden hacerlas. ¿Progreso es aceptar todo? Debemos separar derecho y libertad. Libertad es estatus político, pero para los estoicos era no estar sometidos a las propias pasiones. La ilusión de la libertad existe y de cuál libertad hablamos pues es filosófica y en cambio el derecho es objetivo y no se discute y la justicia lucha por hacerlos cumplir en toda sociedad como el derecho al voto. Mal nombrar las cosas confunde y distorsiona. Derecho y libertad no es lo mismo y un derecho puede alejarnos de la libertad. Los que trabajan en domingo por ejemplo es por necesidad y si sus países les dan el derecho a trabajar en domingo, les dan libertad y por ello en cada caso deben discutirse los matices en este sentido.

Las libertades deben aumentar sin hacer intervenir prejuicios personales u opiniones. La opinión liberal dice que puedes hacer todo mientras no afectes al otro y se burla de lo sagrado, respeta los derechos. La ética del liberalismo termina aprobando lo que las personas ejercen y es problema porque no siempre resulta ético. Alienación es decisión condicionada de libertad. Escogemos libremente y en conciencia, pero de entrada estamos condicionados. Seguimos un deseo para cumplirlo en un producto que compramos. Compramos identidades, estatus, experiencias y sueños. Las compras nos alienan. Se crean velos para orientar nuestros deseos. Así, las elecciones están muy mediadas desafortunadamente. Tenemos que luchar contra este liberalismo que afecta nuestras decisiones al consumismo y a actuar siendo manipulados, en nuestra contra, en contra de otros y del planeta. Somos responsables de reeducarnos y aclarar nuestro sendero y el sendero social. Debemos de rechazar las manipulaciones. Por ello me gusta recargarme en Levinas, en el retorno a la ética, al postergar los deseos individuales y actuar para ayudar a todo otro en amor y en claridad. Despertemos y rechacemos la manipulación y el consumismo. Seamos responsables de nuestras decisiones, eduquémonos para servir a todo otro como misión de vida y alejarnos de la satisfacción inmediata de los deseos personales egoístas. Es verdad que el liberalismo nos ayudó a despertar al deseo personal y a no someternos a gobiernos impositivos ni a la religión impuesta sin libre elección, pero es hora de despertar nuevamente y reaccionar en contra de esta nueva alienación y dominación a la que estamos sometidos bajo la máscara de la libertad, libertad de escoger lo que deseamos sin importar que ello nos dañe y a otros en el camino y destruya al planeta. Sin importar que nuestras decisiones al centro pongan el deseo egoísta y su satisfacción inmediata y no la ayuda humanitaria a todo otro ni la ética. Hoy podemos despertar y actuar en consecuencia siguiendo el sueño levinasiano.


Seguir la fuerza de la ola de nuestra propia naturaleza humana ética al servicio de todo otro

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