Aristóteles es griego, filósofo del siglo
cuarto y discípulo de Platón, aunque difiere de él. El hombre para él es un
animal político que no es así por su ejercicio político. Político para él es
social. La polis, es la sociedad y el hombre vive en sociedad. Por qué vivimos
unidos y no separados. El hombre es animado por la pulsión y destrucción.
Vivimos en sociedad por necesidad de supervivencia. El bosque es hostil y
necesitamos resguardarnos y construir para protegernos. El individuo sólo no es
fuerte y en unión hay más fuerza y capacidad. La asociación nos multiplica en
cooperación. La solidaridad crea la solidez. Cooperar es parte de nuestra
evolución. El hombre se asocia a los otros para sobrevivir. Aristóteles era un
naturalista. Le gustaba estudiar la biología. Lo propio del hombre es su
animalidad humana que lo lleva a vivir en sociedad con un pensamiento racional
lógico que lo hace diferente a los demás animales. El instrumento de
cooperación de los hombres es el lenguaje. El lenguaje del hombre transmite el
juicio, su expresión que establece reglas, leyes y normas de comportamiento. El
hombre instaura normas colectivas que buscan la justicia con una vida cultural
colectiva. El lenguaje es logos, que es idea y sentido. Colectivamente
edificamos a través del lenguaje. En la torre de Babel nos revelamos a Dios y
nos separó a través de las diferentes lenguas. Los signos sonoros nos ayudan a
comunicarnos. El animal político nos mueve a la cultura: el arte y la moral
están en su naturaleza. Al crear a la sociedad el hombre cumple su potencial,
su esencia, su naturaleza. Existir en acto es existir de hecho y en potencia es
en germen como en el libro de Zola Germinal, el hombre de las minas se
revela de su condición para conseguir su libertad.
Un
aglomerado no es un universo que es ordenado y se organiza en cosmos con leyes
inteligibles. Buscamos regularidades de ocurrencia. La organización es la marca
de una intención, no producimos en valde. La naturaleza nos crea
interdependientes no por azar, es una necesidad de la historia para obligarnos
a cooperar. Los hombres están condenados a cooperar. La naturaleza no hace nada
en vano. El lenguaje nos habla de lo justo e injusto, del bien y del mal. Estas
nociones buscan presencia. El aislamiento nos lleva a la locura. Existir es
salir de sí. A través del otro soy, en su exterior. Quiero existir a los ojos
de otro. No estar sólo en el mundo. Necesito la presencia del otro, ser en el
mundo, en sociedad. Es mantenerme conectado al mundo y a su calendario, ser en
el mundo y no una conciencia que voga en el mundo en exilio. Por eso Levinas
nos lleva al otro y a ser para él y salvarnos del exilio y de la locura y
soledad, de la violencia. Pero hace ruido el tema de la intencionalidad que
necesitamos para ordenar y dirigir y a la vez debemos soltar para no encasillar
y verdaderamente entrar en el misterio del otro que es exterioridad para llegar
al infinito en amor y sin querer dominar al otro.
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