Grace Nehmad

martes, 9 de noviembre de 2021

El amor en Sartre y qué diría Levinas

 

Hablaremos de Sartre y el amor, pero amor para Sartre es también libertad y es existencialismos ¿Qué exigimos del ser amado y de su libertad? Hay una correspondencia entre sus amores y su obra. Sartre y Beauvoir eran pareja en unión libre con otros podían relacionarse hasta sexualmente. No se prohibían nada ni se escondían nada. Era amor necesario el de ellos y los otros eran contingentes. Eran los otros de pasatiempo y su pareja central los hacía libres y sinceros. Suena bien, pero este esquema le benefició más a Sartre que a Beauvoir. Las jóvenes estudiantes se mezclaban en el trío y a Beauvoir ya no le gustó. La realidad de este pacto se rompió y fueron infieles de manera moral. Nos dejan una idea algo amarga para la práctica. Pero su idea del amor es buena, rechaza el modelo tradicional del amor y aunque no le resulte, sí nos aportan sus reflexiones. El amor es el deseo de apropiarse el otro y no hacer más que uno de manera física. Pero es ir más lejos del acto sexual. La necesidad de besarse y sentirse es de unión. En el aspecto social como miembros de la pareja se vuelven uno. La personalidad se disminuye en la pareja, hay fusión física y simbólica. Podemos unirlos al otro sin poseerlo. El amor se confronta en los sentimientos del otro. Amar para Sartre es el proyecto de ser amado. Si no eres deseado y querido tu proyecto fracasa. Amar es desear ser amado y se busca reciprocidad. Hay exigencias y expresiones que se buscan. Se necesita algo de regreso. El amor debe traducirse en el comportamiento. Esperamos pruebas de amor y persuadirnos del amor en pareja. Deseamos modelar el comportamiento del otro. Yo también te amo es lo que esperamos que el otro nos responda. El tema de hacer esfuerzos es ridículo porque no deberíamos pedirlos. Deberíamos entregarnos sin intereses al otro. Las elecciones deben ir hacia el otro si amamos. Las elecciones de uno y otro se afectan unas a otras. El otro es exterioridad dice Levinas y por qué queremos pruebas y controlamos sentimientos. Queremos ser el absoluto del otro. Soy colonizador de la conciencia del otro y eso sería egoísta diría Levinas. El verdadero amor es desinteresado para Levinas. Pero  el deseo del otro está ahí, hay un interés en la realidad, ¿cómo resolverlo?, ¿cómo amar sin querer dominar y poseer y el deseo es posesión? Amor es amor-pasión, no es sólo sentimiento, lo obligamos y eso domina y deja de ser el otro en el primer plano. Queremos apropiarnos del otro. Amar es querer que el otro sea lo que yo espero de él y sufro, pero Levinas dice, es amarlo servirlo y ese es un enfoque muy diferente. Honrar al otro es servirlo y dejarlo ser. Pero el límite es el respeto y la sana distancia. La fusión es fusión al otro, somos rehenes del otro, pero desde el respeto y la libertad, no desde la sumisión. Desde la no etiqueta, desde el misterio revelado en el infinito, rostro del otro en diacronía y no en sincronía o dominación nos diría Levinas.


Construimos relaciones y respeto, amor entre humanos de diferentes maneras, podemos amar en exterioridad

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