Albert Camus dio este discurso al recibir el premio
nobel de 1957 como escritor y nos habló de su labor de escritor. Nos dice que estuvo
solitario en su vida y a menudo tuvo luces que le hablaron. Estuvo en angustia
y se sostuvo de su arte y rol como escritor. Confiesa que no puede vivir sin su
arte y se permite vivir, pero para estar con todos. Obliga al artista a no
separarse y no puede nutrir su arte en soledad. El artista está entre la
comunidad y fuera de ella. Los artistas se obligan a comprender y no a juzgar y
piensa que reinará el creador y no el que juzga. Está al servicio de los que
resienten la historia y no de los que la hacen. El silencio de los dominados
habla por los que están solos desde la tiranía. El escritor vive en la
comunidad viviente al servicio de libertad y verdad. No puede servir a causas
equivocadas. Su trabajo es el de resistir a la opresión y denunciar la verdad. No
se puede sólo escribir, el trabajo de escritor es también compartir el dolor y
denunciarlo. Los procesos revolucionarios deben elevarse ante la amenaza
nuclear. Estamos negando el nihilismo y debemos sostener la creación, el trabajo
del creador es el de rehacer el mundo o sostener el que no se deshaga. Hemos
heredado la corrupción y la opresión, amenazados de desintegración debemos restaurar
la paz y reconciliar trabajo y cultura, verdad y libertad, alejarnos del odio y
sobrevivir en dignidad. El escritor es vulnerable y terco de justicia y atraído
por la belleza y el dolor. La libertad es difícil de conquistar, pero tratamos
como escritores de aproximarla, nos dice, y no me digo virtuoso, soy nostálgico
y en mi trabajo hablo en humildad. Con mis errores y límites. Soy libre y
agradezco su generosidad. Me ayuda mucho su discurso como artista pues me
identifico plenamente. Estamos siembre entre la soledad del trabajo y la necesidad
de volver a la comunidad para ayudar y compartir, para defender los ideales
humanos y ayudar nuestra evolución. Denunciamos y despertamos la ayuda a causas
sinceras. Señalamos en humildad, intentamos superarnos para ayudar más y mejor
a todo otro. Parece que no cambiamos mucho a través del tiempo y nuestro rol
nos sacude y obliga, sobrevivimos para, existimos para y latimos en el pulso de
nuestra sociedad para asistir a todo otro en amor. Somos uno y el mismo, somos
muchos y estamos desperdigados por el mundo para cumplir nuestro rol en
humildad.
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