Grace Nehmad

jueves, 4 de noviembre de 2021

Meditar el bien y pulirnos en acción para todo otro

 Los Salmos 52:2 


Cuando vino Doeg el idumeo y le dijo a Saúl: « David ha venido a la casa de Ajimelec ».¿Por qué te jactas del mal, oh hombre poderoso? La misericordia de Dios perdura siempre. Tu lengua urde destrucción, como una aguda navaja, obrando con engaños. Amas el mal más que el bien, y la falsedad más que la verdad. Amas las palabras devoradoras, la lengua engañosa.

Aquí habría que cuestionarse siempre porque aunque supuestamente queramos hacer el bien, los descuidos nos atraen a menudo, la vida rápida y el priorizar el materialismo. Entonces, nos dejamos llevar y sin darnos cuenta no creamos ni creemos lo suficiente en el bien y en la vida. Caemos en distorsionar por no poner atención en nuestras palabras y acciones. Si amamos el bien, redoblemos esfuerzos y revisemos en conciencia siempre. Hablemos y actuemos con más cuidado y atención pues siempre podemos mejorar y pulirnos precisar y estar, actuar y servir más y mejor a todo otro cuidando detalles.

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