Lo que golpea es que a menudo se critica a los políticos y no es de respeto, el desdén es casi una guerra con el otro. Este tipo de conducta es inaceptable desde el poder del dominante y sin serlo. El contacto nos da signos y el desdén no debe estar presente en ningún intercambio. La humillación es subjetiva y al mismo tiempo está muy arraigada en la sociedad. No es válido humillar a otros y a la vez hay intereses y territorios que pasan por la humillación y no hay interés profundo en la sociedad. Falta sensibilidad y humanización de la sociedad para que aprenda a escuchar y a sensibilizarse y sobre todo desde el poder, necesitamos hacernos responsables y ser conscientes de no humillar a otros. Hay posibilidades de hacer un análisis interior y lograr depurar estas actitudes arcaicas arraigadas en nosotros que no son válidas. Podemos resolverlas, nos elevaría espiritualmente, podríamos vernos en un espejo positivo y reflejar lo mismo para todo otro en un círculo virtuoso que nos beneficie a todos en desalmo exponencial positivo. Ello puliría apariencias e incongruencias.
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