Betty siempre estuvo cerca y ha sido un referente para mí, igual que mi prima Esther o más en cuanto a pintura se refiere pues Esther es escritora, yo soy las dos, pintora, poeta y escritora, las uní en mí. Mujeres judías de mi comunidad alepina, como yo. Somos outsiders y yo salí religiosa, esta fase no la creí posible. La expo nueva de Betty es un sueño. Es un caleidoscopio de espejos. Su obra es abstracta con mucho de impresionista me parece, es preciosa. Ella fue alumna de Gilberto Aceves Navarro, como yo, pero de la primera camada y se desvelaban pintando juntos. Betty no quiso tener alumnos y su interés fue pintar y punto. Sin palabras. Curioso que yo tomará de las dos tanto, incluso sin saberlo. La obra de Betty viajó a Birmania y sus precios son estratosféricos, increíbles, ni la obra de mi primer maestro los tiene. La de Gilberto es más cara aún. La mía tiene su mercado pero nunca ha logrado esos precios, es como cinco veces menos, me puso los precios una galería. Pero bueno, es lo de menos para mí, yo me centro en el impacto de la obra en mí, en su trayectoria y en su propuesta. Me veo en sus espejos y esta vez, literalmente se trata de espejos que nos unen y fragmentan, que profundizan nuestras partes, realmente una aventura. Me seguiré viendo en sus espejos por mucho tiempo.
¡La maravillosa obra de Betty! Me encanta ser su testigo
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