La muerte y el
tiempo están muy relacionados porque podemos comprender a la muerte como otra
fase por la cual pasaremos y somos tiempo de vida hasta ese momento que después
será otro tiempo. El tiempo en términos bergsonianos es experiencia y duración
y así existimos en duración diacrónica según Levinas pues no se trata de
sincronizar al otro en mi tiempo, sino de darle prioridad en el segundo
instante. El primer instante es un pienso, luego existo cartesiano. Después en
esta dimensión vivimos la muerte de los otros y no la nuestra. Sin embargo, la
muerte es referente existencial, punto al cual tendemos y debemos prepararnos
para él. Vivir en preparación en nuestro tiempo de vida y dando prioridad a
todo otro. En cambio, centrarse en el ser, es la angustia y el vacío, la nada. Somos
rehenes de todo otro y así nuestro tiempo de vida se estira. La muerte misma es
puente, incluso en esta vida, es concepto que abre en diacronía hacia el infinito
pues es rostro. La muerte deja así de ser un problema y es vigilancia, un es
dualidad ser o no ser, es referente que invita a despertar y actuar en
responsabilidad por todo otro. Este despertar en responsabilidad hacia el otro,
no se detiene nunca. El tiempo es la manera de irte difiriendo al infinito,
rostro del otro, en presencia infinita hacia él.
La astrología es
funcional y no es ciencia, la ciencia duda de ella. Nos ayuda a encontrar
caminos y a cuestionarnos y a establecer lo que pensamos. La astrología tiene
su método de trabajo y no se prueba de manera científica por ello la
desacreditan. Es fuerza que actúa sobre nosotros, los astros y el espacio nos
afectan y transforman. La verdad se sabe y sospecha, pero no se puede probar.
La astrología funciona porque nos ayuda a vivir mejor, sospechamos y
descubrimos en ella. Las constelaciones nos influyen y las tomamos en cuenta,
aunque no se trata de una precisión científica, es intuitiva y sospecha, nos
ayuda a buscar y descubrir temas de vida, es presagio. Nuestra lucha interna
juega con la astrología, entre religión, ciencia y astrología nos debatimos
como humanidad y es interesante que la astrología tiene mucha fuerza en la
humanidad. La astrología no es racional, pero es recurso intuitivo y de las
energías y de su influencia en nosotros. No todo es objetivo y racional. La
cábala toma en cuenta de manera importante la influencia de las energías en
nosotros. Luchamos contra nosotros mismos al preguntarnos sobre la influencia
de los astros en nosotros. Hay mucha poesía en la astrología y su influencia en
nosotros. Es reconocer lo que no podemos racionalmente comprobar y es poético y
nos permite descubrir y redescubrirnos en un juego imperfecto de superación y
respeto. Es avanzar nuestros caminos de vida desde el asombro y la sorpresa,
desde el seguir pistas y tener fe. La astrología en nosotros es dejarse sentir sin por ello dejar de tener
espacio para la religión y para nuestra parte racional objetiva. Al mismo
tiempo, podemos ir desmantelando toda superstición que confunde nuestros caminos y nos
aleja de la posibilidad de ser mejores y de ayudar mejor a todo otro. Nos aleja de la posibilidad de
encontrarnos en amor al final y comienzo de cada camino.
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