Las relaciones sociales son estudiadas por la sociología y constituyen para ella el grado máximo de complejidad del comportamiento social. Son la base de otros conceptos como el de la organización social, la estructura social o los movimientos sociales.
Somos criaturas gregarias, o sea, tendemos a vivir entre pares. Así, formamos comunidades que requieren de un conjunto de interacciones normadas para convivir en relativa paz, las relaciones sociales forman parte de quienes somos y su estudio revelará mucho de cómo nos pensamos a nosotros mismos y a los demás.
En ese sentido, resultan de interés tanto los tipos de vínculos (la amistad, el amor, la rivalidad) el tipo de normas con las que distinguimos las relaciones legítimas o apreciadas, de las prohibidas, inaceptables o incorrectas. La socialización es la manera en que dichos elementos van modificando y fraguando la conducta de los seres humanos.Levi Stauss nos habla de la fundación de la cultura con el incesto y Freud de su relación con el mundo simbólico en el malestar de la cultura. Tenemos que aprender a convivir en paz y por ello regular nuestras conductas. Así, Levinas nos despierta a poner al otro primero, asistirlo y acompañarlo. Debemos concentrarnos en nuestros actos y materializar el bien. Somos dualidad y no podemos recargarnos en el mal ni dejarnos dominar por él. Tenemos una variedad de dimensiones, somos el yo dogmático, el sociopolítico, el afectivo. Buscamos orden, verdad y amor. Pero debemos casar nuestras partes y en integración actuar y materializar el bien. Nuestra desnudez no puede ser mostrada en el alma ni físicamente como si nada, existen límites, están las prohibiciones del incesto como freno de acción y reflexión. No se vale de todo con todos, hay reglas, restricciones y espacios y lugares, tiempos para cada desarrollo. Es importante reflexionar nuestras relaciones, todo intercambio con todo otro y lograr es paz interior entre nuestras voces y su sana expansión, libre de distorsiones. Nos engañamos para conseguir diferentes cosas que resultan incongruentes. Debemos depurar intenciones y mientras más las pongamos en el otro para buscar asistirlo, más bien haremos y paz lograremos entre nuestras voces dentro y fuera.
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