Es haciendo que transformamos el imaginario. Es sentir lo posible y aceptar la espera y empezar a producir el mundo que soñamos. En acción logramos los cambios y no desde la pasividad. La filosofía y el psicoanálisis se relacionan. El inconsciente trabaja en nosotros. Y la memoria debemos reavivarla. Tratamos de buscar la fuente del olvido, la necesidad de acción y realidad y buscamos recordar en milagro y sin culpabilidad. Hay intermitencias del corazón y no deberíamos de olvidar detalles pero olvidamos y tenemos que tratar de hacerlo sin culpabilidad. El recuerdo es profundo y vital. La experiencia es sensación viva y convoca a los recuerdos. La culpabilidad a veces borra recuerdos. Queremos vivir más en conciencia y acción aceptando la espera y abriendo espacios de asociación libre, tratando de escapar resistencias. Buscamos también erradicar todo sufrimiento. Analizar y curar. Somos tiempo y presencia. Podemos rescatar lazos y actuar, activar la memoria y nuevas maneras de recordar y reinterpretar. Los recuerdos pueden ayudarnos a mejorar nuestra existencia y avanzar positivamente nuestras vidas. Cambiar nuestras acciones a partir de la memoria, revelar y corregir.
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