La ironía no es siempre prudente. Puede llegar a ser hiriente. La ironía denuncia y busca imponerse y dominar de una manera impostora, aprovechada incluso desde la sutileza. No se puede pasar la vida detestándola y Flaubert buscaba decir desde lo íntimo, lo crítico pero es cuestionable la ironía desde la no aceptación y decir sin decir y crear o más bien reinterpretar lo dicho y recrear desde ahí. Es me parece aceptable, pero no siempre. Nos lleva a superarnos pero no siempre. La farsa y reír son importantes métodos para decir y provocar cambios. En la humanidad siempre se ha dado esta parte. Me parece positivo desde la literatura, quizá no tanto desde las relaciones entre humanos pues estas herramientas pueden herir en ciertos intercambios. Quizá se trata de regular los grados de ironía y reubicar espacios y cuando se vale decir desde el chiste y la ironía. Evidentemente es encantador. En prudencia podemos hacerlo para compartir la risa y ayudar a la conciencia de otros. Pienso que debemos cuidarnos, cuidar nuestras palabras y ser sensibles al otro. Usar la ironía con gracia y fines de ayuda.
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