La representación no engloba al elemento es una sensibilidad como forma de éxtasis. No pertenece esta sensibilidad al orden del pensamiento, es del sentimiento. No podemos conocer el rojo del atardecer, vivimos las cualidades sensibles, nos dice Levinas. Sentir es estar dentro sin condiciones. La sensibilidad naif basta en un mundo insuficiente debido al pensamiento racional. El horizonte sensible esconde el vacío racional de los objetos. La sensibilidad no es representación y se basta a sí misma.
Pero en este plano sensible no hay implicaciones, es en sí. Sin embargo, viene luego la separación y aparece el otro y debo unir lo sensible y lo racional y dar sentido existencial y abrir el infinito en el rostro del otro donde lo sensible y lo racional se unen, donde el éxtasis es para el otro en amor y viene la redención final, toda redención.
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