La competencia y rivalidad en el vicio está dentro de la humanidad y ¿cómo escaparla? Parece parte de nuestras pasiones y pulmones que intentan controlarse a través de la ley. Pero tenemos a la ley y no hemos controlado estos aspectos egoístas de los actores de vida. La ley no consigue controlar estos egoísmos. Se reprimen pero esa revolución añorada debería conseguirse no a través de la ley, pero podría ser anterior. La idea es que algunos sí creen poder nutrirse de virtudes en un libre capitalismo que se aleje de la represión y logre actuar desde otros lugares, quizás es posible lograr una sana competencia que impulse y no que someta, que conserve libertades desde el respeto, sería ideal.
Surgen minas de colores desde expectativas renovadas y elevadas, en unión.
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