Moral
Shaaré Teshuvá, de Ravenu Yoná, capítulo 3
Cuando el malediciente se arrepienta debe pedir perdón a quién dañó con su lengua, aunque nunca recordarán cuántos fueron, porque fueron muchos los que dañó, y muchas almas las que afligió, muchas más de las que se puede recordar, porque las insultó, mientras ellas no se enteraban del mal causado.
Que de nuestros labios salgan las bonitas palabras siempre, colmadas de buenas intenciones para todo otro. Tratemos de concientizar la importancia de lo que hablamos y su fuerza y que no tengamos que arrepentirnos ni reparar. Comencemos cada mañana esta tarea con nuevos bríos.
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