Recuerdos y acciones nos van moldeando en la vida. Aprendemos lecciones y avanzamos. Somos capaces de poner límites sanos en nuestras relaciones y no competir de manera negativa. El adversario es importante pero forma parte de una cocreación y no guerra, es respeto y la venganza no es una opción. Lo que pasa en el deporte debe expandirse a otros terrenos y en especial cuidar los sentimientos sin llegar nunca a la agresión y mucho menos física. Deben haber reglas civilizadas de intercambio y transmutar la violencia. Es poderse controlar y transformar pulsiones, sublimar. No podemos destruir al adversario quien es parte de mis recursos, él me hace elevarme. Admirar nos lleva a detestar y podemos controlarnos para dirigir sentimientos hacia lugares positivos. La imagen lleva luego a la acción y al enfrentamiento para defender lo propio en un escenario sano de intercambio. La herida es parte del combate per todo debe ser como en el deporte con reglas y combate que transforman y subliman sin pasar por la guerra ni la agresión. Esta misma interacción debe darse entre lo masculino y femenino, dentro y fuera. Llevar estos combates al deporte y traerlos a otros dominios me parece importante. Son ejemplos para la humanidad y debemos preocuparnos por luchar y crecer sin agredir a otros. Las heridas son parte del juego de crecimiento pero es necesario comprender cómo y cuándo se valen.
Luchas sanas para luchar y crecer juntos
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