Uno para el otro, nos dice Levinas, presupone una reflexión teórica previa, una subjetividad comprometida. El más allá no tiene sentido más que negativamente por su sin sentido. La proximidad del Mismo y del Otro previendo el más allá en diacronía porque la identidad aleja al otro y ya no es el Uno para el Otro.
El acercamiento es bondad y aventura del espíritu, fuera del sentido y de la intención, fuera de la sincronía y de la representación previa. Se reflexiona y teoriza antes y después, debemos desprendernos fuera de la ontología. Es un exilio de sí mismo, en el rastro del exilio.
El compromiso no describe el significado pero el significado del Uno para el Otro, de su proximidad justifica el compromiso.
Es un reto conseguir esa proximidad desinteresada, ese lugar fuera de nuestro tiempo e identidad, es la promesa de ser para el otro desde el olvido de sí y la apertura al misterio, en libertad y confianza, en fe y certidumbre de comprometer el tiempo para el otro.
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