Perashá Pinjas 26:1
« Fineas, hijo de Eleazar, hijo de Aarón el sumo sacerdote ha aquietado Mi ira contra los hijos de Israel, pues no aniquilé a todos ellos con Mi celo. Por tanto, he aquí que le doy (a Fineas) Mi pacto de paz; Será para él y para su simiente después de él un pacto de sacerdocio eterno, en reconocimiento de su celo por Dios y de su expiación por los hijos de Israel ».
Parece un acto espontáneo que resultó acertado. Fue hecho con gran conexión divina, pero resulta cuestionable y por eso Dios lo apoya públicamente. En cuatro Lecturas Talmúdicas Levinas nos habla del perdón y de la reflexión que nos guía para tomar decisiones justas, hacer justicia, pero termina su análisis de esta primera lectura con una escena de muerte terrible que sufre una madre abnegada y nada explica que decida adherirse a Dios. En ese caso, nos dice Levinas, en ese caso, « el tema se eleva por encima de la crueldad inherente al orden racional( y quizá sencillamente al orden) ». Me parece que el estudio y la reflexión son la base de nuestra existencia como pueblo en una religión de adultos como dice Levinas, pero la vida a menudo nos empuja a lugares de lo inexplicable que nos sobrepasa y ahí el acto heroico emana espontáneamente desde el adherirse a la fe, a las raíces, a tu pueblo y comunidad, a nuestra misión existencial de servir a todo otro y a Dios a través de su rostro que nos pide ayuda con o sin palabras.
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