El carisma es atractivo y nos ayuda a ayudar en la vida, atraemos, seducimos y encantamos a otros. En especial en las ciencias sociales. Los gobernantes construyen su entorno y son su reflejo. Para ser elegidos deben seducir y atraer a las masas. Los gobernantes buscan ser profetas y atraer a través de sus discursos. Tratan de ilusionar en sus discursos con las ideas de nuevos mundos y de no rendirnos y buscar los cambios a través de peleas y luchas a las que enciende por ejemplo Churchill y otros gobernantes. Sus discursos fueron emblemáticos y logró mucho. El carisma nos lleva a características personales que lo sustentan. Se trata de calidades específicas que empujen a las personas a sobresalir y a compartiste en el momento justo espejeando búsquedas sociales. Para lograr atraer es central creer en sí mismos y ello permite la atracción. La confianza es central y por ello Churchill se atreve a ser pintor y dar sus discursos. Pero es verdad que también era depresivo y no estaba tan seguro como nos aparece en sus discursos. Hay condiciones sociales importantes que lo apoyaron, se trata de fuerzas que cristalizan personalidades escondidas que guían movimientos con valentía. La sinergia se cocina alrededor de la valentía y la gracia de los gobernantes. Dentro y fuera las características especiales conectan y explotan su luz al mundo. Hay algo de delirio pasional y de mesiánico en estos líderes que generan en nosotros una especie de hipnotismo. Quizá este mismo hipnotismo opera en otras profesiones de incidencia masiva como en los artistas o cantantes. La magia es humana y todos podemos seducir con nuestras cualidades especiales y todos las tenemos y todos deseamos se derritan por nosotros. Lo interesante sería aprender a encender a la gracia y carisma en nosotros, confiar en nuestras cualidades y valorarnos, ser valientes y expandirnos con fines de ayuda y no de dominación.
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