Dice Levinas que la parte de conocimiento objetivo y de verdad no descansa en la unión del Mismo y el Otro en un todo, totalidad, pero sí en el lenguaje y en un conocimiento interior. El conocimiento se logra desde el entendimiento, con un objetivo, comprendiendo desde la modernidad. El acercamiento al otro no es desde la dominación, es desde la revelación en un horizonte que abre sus caminos y lo ilumina. Un mundo de éxtasis no es suficiente para la metafísica pues sería idolatría. Se ilumina el rostro del otro más allá de su forma, es presencia viviente. El rostro habla y su manifestación es discurso. Ese discurso es relación con la exterioridad, es presencia y por ello fenomenología basada en la experiencia. No es relación buberiana Yo-tú porque desde la palabra que me interpela vengo en ayuda y estoy presente. Me gustan mucho estas ideas levinasianas donde el discurso deviene trascendental e ilumina, ayuda a todo otro en amor sin buscar totalidad, buscando infinito y revelación.
Reinterpretación de la huida de Varo, en discurso trascendental ayudamos en amor
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