Las crisis de identidad son propias de la vida que cambia de etapas, como en la adolescencia. Ello permite atraer la atención a ciertos temas existenciales, entra en crisis el carácter que es muy social, un juego dentro-fuera constante. Se trata de una identidad cualitativa de nuestras características y sus tensiones y conflictos. Las preguntas de ¿quién soy? Y ¿qué vine a hacer? Deben enfrentarse y resolverse y saber si el sí mismo es siempre un otro como nos dice Ricoeur. La conciencia se busca y trata de ser en cuanto persona que piensa y actúa, percibir y sabernos que hacemos y pensamos en sensación y acción. Un ser racional se sabe siempre el mismo en identidad con sus reflexiones y acciones, pero es algo arrogante esta certeza pues Hume nos dice que tenemos eclipses y cambios poco claros y en proceso. Hume nos habla de sentirse yo desde la percepción y sin ella mi conciencia de mí deja de existir como en el sueño. Locke propone modificar el concepto de persona a través del tiempo y cambia al sujeto de conciencia y si olvido ciertas actividades, no fui en ellas, y sólo en lo que recuerdo de mí. Por ejemplo, no fui en mi nacimiento. Derrida dice que si no recuerdo algo eso deja de existir porque no hay testigos de que sucedió. Memoria y testimonio dan sentido y nos hacen los que somos. De alguna manera, debemos apropiarnos de nuestro yo a cada paso de nuestras vidas, retomar las características que nos definen a pesar de sus conflictos. De alguna manera, cada mañana podemos repensarnos y ser el único testigo de recuerdos y percepciones para asumirnos frente a los otros. Rousseau rompe con esto en reflexión sobre el yo auténtico, saber quiénes somos realmente de acuerdo a nuestros actos que nos respaldan y comprueban lo que pensamos de nosotros mismos. Me parece que debemos avanzar en estas preguntas y aclararnos para saber mejor quiénes somos y desde ahí actuar con mayor claridad en nuestra misión de vida y sus mejores resultados para ayudar a todo otro en acción más eficaz. Con una identidad vaga, podemos ayudar y estar en el mundo de manera vaga.
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