Grace Nehmad

martes, 25 de abril de 2023

Cuento de Fernanda



 Fernanda se movía en círculos y no la calmaban ni sus tradiciones ni sus investigaciones, ¿dónde el equilibrio entre mundos? Las palabras no le alcanzaban para expresar la falta de límites. Y es que el alma se le escapaba, quedaba pasmada entre dimensiones. Los ojos no le alcanzaban para ver las maravillas del planeta y a la vez, se quedaba atrapada en sus pensamientos y poco le interesaba estar realmente aquí. Entonces buscaba puentes entre lenguas y secretos por revelar y encontrar el sentido de su extraña vida. Y era extraña porque a diferencia de sus hermanos, nada la contenía y su espíritu viajero la hacía descubrir los parajes más exóticos. No conseguía anclarse y brincaba de un tema a otro como de una pieza de baile a otra, agotando toda danza en la pista de baile. Entonces, llegó Diego a su vida y la escuchó en su mundo sordo. Diego tejió sus movimientos con paciencia como un médico que no le teme a ninguna enfermedad o contagio.  Desde Diego, Fernanda ya no se asustaba con ningún temblor. Fernanda ya ni siquiera se afligía por el sentido de nada. Su vida dejó de preocuparla, tomada de la mano de Diego podía ser todas sus facetas y existir con pasión, en salud, libre de estigmas y desde el lazo que la amarraba a Diego. Sus círculos viciosos se abrieron para sanar en expansión. Abrazó en su influencia alegre y sanadora a todo otro y justificó todo movimiento amorfo y sin sentido anterior.



Al paso de la carreta se acomodan las calabazas


Soy calabaza,

en las piedras del tiempo

de corazones.


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