Dios sin el ser, nos dice Jacques Rolland en su postfacio en Dios, el tiempo y la muerte de Levinas. Se busca a un Dios no contaminado por el ser como posibilidad humana precaria sin la máscara de la filosofía para la palabra Dios que la volvió absoluta y sin lugar a dudas lo cual rompe con el fundamento de la filosofía de cuestionarlo todo. Lo santo en hebreo es separado, como si en el lenguaje es de entrada diferencia. El tiempo no se construye para la muerte como en Heidegger, como totalidad y finalidad , es más bien a partir de la muerte que abre su infinito desde la diferencia, desde la relación con el otro, con lo Otro. No se persigue un diálogo desde la concepción de Dios en filosofía, es ambigüedad que debemos aceptar y tratar de avanzar en ella, desde un otro que se nos abre para descubrirlo. La raíz de estas reflexiones se comprende mejor a partir de otra manera que ser de Levinas. Me encantan estas reflexiones y aquí espejeo mi propia búsqueda al tratar de unir filosofía con investigación desde el judaísmo y su práctica, desde la meditación con las letras en hebreo y en a porción semanal de la Torá y su estudio para aproximar mejor a todo otro y asistirlo, para aproximar a Dios y servirle mejor desde la creatividad que cuestiona y reinterpreta, lejos de todo absolutismo cerrado.
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