Construyamos un sentido común y no creamos que
un monstruo viene por lo nuestro y nos invade. Al final, el otro es una
construcción de orden social. El delincuente lo tememos desde la propia
seguridad. Vivimos en sociedad y el otro no encaja en mi sistema o en tratar de
hacerlo encajar, se ejerce la violencia. Es democrático el conflicto y
necesitamos resolver la perturbación. No me muevo sólo y me mueve el otro. Es que
en nuestro mundo binario y reduccionista no te dejan estar fuera de un sistema
de consumo y estar fuera te hace delincuente. El derecho a, no queda tan claro
y lo propio es prevalente o prioritario, ¿por qué? Al otro no lo podemos hacer
desaparecer. Lo propio es construido en relación con los otros. Provenimos del otro,
no nos podemos encerrar en nosotros. La entrega y militancia son hoy revolucionarias.
La política sin el otro no tiene sentido. Debemos resolvernos y lograr la sana
integración, el respeto en especial entre sexos. Tenemos que marchar hacia el
logro de un equilibrio y valoración de hombres y mujeres. Las mujeres no pueden
ser aproximadas como objetos de deseo. Somos voces hombres y mujeres, somos el
otro. Somos en movimiento y conflicto pero hacia la solución, el respeto y la
aceptación, hacia la idea de aproximar al otro para dar y asistir y no para
dominar.
Sonreír nuestros días en la tierra desde el dar la flor de la vida al otro en aceptación y respeto
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