Grace Nehmad

martes, 31 de mayo de 2022

La dualidad se resuelve en el otro

 


La metafísica de Platón nos habla del mundo de esencias y apariencias. El mundo de las ideas es de lo genérico y es perfecto, es como de arquetipos. En cambio, en el mundo sensible somos ejemplo de ese mundo de ideas y es imperfecto. Es mundo dual y Nietzsche le reprocha esta manera de ver el mundo. El mundo sensible es devenir en constante movimiento. Para Platón es lo que existe, imitación de los objetos reales del mundo de las ideas, La vida misma tiene una idea de vida eterna. Nuestra identidad se transforma todos los días. Las personas cambian, pero tienen una cierta esencia. Conocemos apariencias temporales. La esencia de las cosas se conoce por la razón. Platón se oponía a Protágoras que decía que el hombre es la medida de todas las cosas, pero platón dice que son opiniones del modo sensible. Es el mundo sensible uno de apariencias, la sombra del inteligible, que es de esencias. Esta es nuestra dualidad, falso-verdadero. Desde la perspectiva religiosa la dualidad surge al comer del árbol y del mal y las tablas de la ley entregadas en el monte Sinaí pueden verse como las leyes que prometen ayudarnos a retornar a la unidad del mundo ideal de Platón a través del buen comportamiento. Me parece que Levinas se enmarca en esta idea y nos dice que ese buen comportamiento sólo puede darse a través del otro para lograrlo y conseguir así la redención entendida como era de justicia social en la Tierra.


Encontrar el el otro nuestras primicias. retorno y solución de toda dualidad

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