Grace Nehmad

lunes, 30 de mayo de 2022

Sustitución

 

En la sustitución el yo se invierte, en esta pasividad más pasiva que el acto, más allá que el acto designado, el sí mismo se absuelve de sí mismo. ¿Libertad? En la relación el otro ya no limita al mismo pues es sostenido por él. Se transforma la relación en una relación ética y la responsabilidad hace desaparecer los límites. La relación se transforma y ya no es de sometimiento, es apertura o la esencia del ser que se traspasa en la inspiración. El olvido de sí mismo, ponerse en el lugar de los otros, ser para y más allá de ello, ser por. Es el otro en el mismo, en apertura que se vierte hacia afuera en exterioridad. El mismo es responsable de todo el universo y aprende a cargarlo con ligereza. Es la ficción que expresa mi pasividad. Es ir más allá de la identidad. Pero esta responsabilidad llega al mismo sólo desde la elección libre. No es libertad de juego sin responsabilidad. El rostro del otro es entonces modo del infinito al cual tiendo para asistirlo. Se trata de vaciarse del propio ser para volcarse hacia el otro. La fraternidad entonces precede a la libertad y al mismo. Es prehistoria. Por eso sustituimos. Separa del para el otro, al por el otro. El mismo se transforma y deviene rehén del otro. Es el clásico, después de usted, por favor. Y es ahí donde el mismo se libera.

Me parece que en este ejemplo se aclara mucho de cómo podemos borrarnos para asistir y ser rehenes. También porque es libertad con responsabilidad, ficción que deviene realidad y me lleva a servir en infinito, al penetrar el tiempo del otro. La fraternidad que nos precede y hace olvidar la idea de matar al otro y al contrario, lo cedemos todo en amor desinteresado.

El otro cuanto otro, más allá de la diferencia para dar. El rostro del otro nos mira y nos conforma. El otro no es opción en el fondo, es radical y necesario. Necesitamos la mirada del otro para existir. Descubrir el ser, ser para la muerte dice Heidegger, a ser para, pensarnos en relación con el otro. Ser para después de la muerte dice Levinas, es lo que dejamos a los otros, el rastro, el legado, cómo respondimos. El otro nos da la posibilidad de existir. Levinas centra su pensamiento en cómo le vamos a responder al otro, en responsabilidad.

La mirada del otro me configura y es central para formar mi ser, el otro me cuestiona dice Levinas, me interpela. Me obliga a responder. Sí Caín , eres responsable de tu hermano. El otro en cuanto es, es cómo lo pensamos y las etiquetas violentan al otro, lo reducimos a una idea fija. Debemos abrirnos. Darle cabida a su misterio y ser responsables del otro. Construimos al otro con su mirada. Ayudamos al otro a ser y a superarse. El ¿quién soy? Debe sustituirse a soy por cómo respondo a los demás y los asisto, es nuestra sociedad civilizada que piensa en los demás, en nuestro ejemplo, ¿cómo voy a responderle al otro el día de hoy?


Mi paraguas protege, respondo y sustituyo, me aprendo a borrar desde la fraternidad anterior

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